Si algún día te encontraras con un Nahual en tu camino perpetuo de buscar el amanecer, el probablemente te diría que de seguir hacia donde vas “te encontrarías un árbol erizado con senos, con muchos niñitos muertos colgando, mamando la leche de la encarnación de la madre diosa del sustento, Xochiquetzal. Son niños que mueren en la cuna y no van al reino de los muertos sino a la tierra del agua florida.” También pudiese decirte que tal árbol “crece en el lugar del misterio.”
Cierto es que uno escribió:
…allí yace abandonado Tlacahuepantzin.
Con amarillas flores derrama su fragancia
en el lugar del Misterio.
Solo has quedado, escondido
en el lugar de las Siete Cuevas:
donde la Acacia se yergue…
(Cantares Mexicanos, Tomo II)
La palabra acacia viene del griego Akis, que significa Punta. Lo cual hace explicable la imagen del “árbol erizado”. De hecho la comunidad Huichole dice haber recibido de este árbol la estricta orden de inocular a todos sus integrantes con cepas de peste bubónica, tomadas de enfermos de otras tribus, con sus afiladísimas espinas, dándoles el impresionante logro de no perder ni a uno solo de los suyos a manos de la viruela en el siglo XVI, (mal que diezmó a México 3 veces), aparte de darle a los pobres salvajes el precedente nada despreciable de haber ejecutado la segunda jornada de vacunación de la historia, gracias a la tecnología que obviamente le robaron al médico inglés Edward Jenner, quien luego de inventar la vacuna, hizo la primera 250 años mas adelante, ya en 1798.
Estos señores huicholes consideraban al huisache como algo bueno que tener cerca. De hecho, se consideraban los protegidos del elemental, y meditaban largas horas a la sombra de este árbol que según nos narran “no es sólo un árbol protector que cuida y bendice al ser humano de la furia climática proveniente del Este,” como lo presentan los códices Vaticano Ríos (nombrados en honor a quien se los robò), “sino que es, de la misma manera, un árbol proveedor.”
Códices que, por cierto, llevan miles y miles de años agradeciéndole al huisache la tinta negra, obtenida de sus vainas.
- De sus flores, aromáticas hasta el delirio, se extrae la esencia de violetas.
- Si usas estas hermosas esferas amarillas en infusión, nunca padecerás del estomago, y con ellas se hace un ungüento que se usa como remedio para el dolor de cabeza.
- Con el fruto verde, que es muy astringente, se prepara una infusión para las inflamaciones de la piel y de las membranas mucosas (fuegos, hemorragias). Se hacen lavados regulares con el líquido. Yo recomiendo solo el uso externo de este elemental. Pero estoy abierto a relatos y experiencias que me enseñen más sobre el mismo.
- Las hojas secas y pulverizadas, pueden salvarle a uno la vida, usándolas como vendaje en las heridas pueden salvarlo a uno de una hemorragia o infección en el campo.
Lamentablemente, aquí la llaman “uveda”. Dicen que hiede. Dicen que es una “piazoemata inservible”, y la cortan como salvajes, sin respeto alguno. Da un dolor terrible pasar, cargados de sol, medicina y alimentos para sanar, por el valle de Guamasire, hermoso paraje de magia ancestral, y el olor a semeruco y árnica cambia de pronto por el de la sangre de algún pobre huisache que esta siendo asesinado. Y lo que son capaces de tirar en medio de las plantas sagradas. Es un irrespeto.
Es mas, voy a tener el mal gusto de mostrarles como se ofende a la naturaleza sin la mas mínima piedad, solo para transmitirles un desagrado que considero necesario.
A lo mejor nos inspira a no botar cosas allí, o no dejar a otro hacerlo.
Se los agradeceré.
Iván Rodríguez
La Botica Botánica
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(Contacto y pedidos)
Hola Iván,
Buen artículo.
¿Me puedes decir de dónde sacaste la leyenda de que el Huizache es el árbol que amamanta a los niños que mueren en la cuna?
Alejandro
napalmxx@hotmail.com
gracias por tu apreciacion. es un dato antiguo, lo conoci por libros leidos en la adolescencia. pero aparece en internet. busque ahorita y aparece aqui:
es.scribd.com/doc/53886708/Huizache
un placer. de nuevo gracias por el comentario